LA PATASOLA
El ser más terrible, sanguinario y endemoniado que perturbó jamás las mentes campesinas pues este personaje es casi considerado como una fiera o monstruo que tiene el poder de metamorfosearse a su antojo. La Patasola tiene la figura de una mujer hermosísima, sensual, codiciada por todos, de penetrante mirada y agresiva actitud, vive rodeada de culebras que semejan bejucos, camuflada en lo más oscuro de la selva, atalayando a los hombres para embrujarlos con su mirada, atraerlos hacia ella y satisfacer sus apetitos sexuales. Se cuenta que vaga por entre el corazón de las montañas gritando lastimeramente en busca del consuelo y engañando siempre con sus lamentos al que la escucha, quien cree, al oír la voces angustiosas, que es una persona perdida en la espesura e ingenuamente contesta sus gritos, con los cuales la atrae y ésta termina por devorarlo ferozmente. Dicen además, que era una mujer infiel a su esposo, quien al encontrarla con otro hombre, le cortó a ella una pierna y se la entregó a su amante, luego la tomó, la llevó al centro de la selva y allá la dejó abandonada para que muriera lentamente y pagara por su infidelidad. Empero, el prodigio de la selva no le permitió morir, su cuerpo sufrió varias mutaciones: perdió sus genitales, su única pierna quedó convertida en las garras de un oso y sus manos se alargaron de una forma grotesca. Como es de suponer, se dice que este personaje fue inventado por los hombres celosos para asustar a sus esposas infieles, infundirles terror y, al mismo tiempo, reconocer las bondades de la selva.
LA MADRE MONTE O LA MADRESELVA
Mito de origen indígena presente en casi todas las regiones de Colombia. La Madremonte es la divinidad de los montes, de los montes del llano. Es una mujer alta, corpulenta, elegante, robusta y de caminar ondulante, como si la meciera un suspiro de brisa. Sus cabellos de helechos y lianas son protegidos por un sombrero vistoso adornado con plumas y flores. Su piel está cubierta de suave musgo y de verdes hojas. Su larga melena que cubre su rostro, deja ver solamente sus grandes colmillos y ojos brotados y encendidos. Tiene brazos de bejucos y manos de tiernas ramas. Es la diosa guardiana de los montes, bosques espesos y selvas. Cuando se tala un árbol su corazón sufre y de sus ojos brotan lágrimas de rocío y es por esto que se enoja y se transforma persiguiendo a los cazadores, pescadores y aserradores de los bosques. Sus iras y persecuciones son terribles. Produce tempestades, vientos e inundaciones que destruyen las cosechas, ahuyentan los ganados, ahogan los terneros y causan toda clase de calamidades, hace perder a los niños vagos y desobedientes y los esconde debajo de las cascadas en las montañas. La Madre Monte persigue con saña a los que son dados a discutir maliciosamente por linderos y que destruyen las alambradas de sus vecinos y colindantes; es una asidua defensora de los limites correctos de las propiedades. Castiga a los que roban, a los que osadamente invaden el corazón de sus enmarañadas arboledas. También persigue a los hombres que andan en malos pasos haciéndolos perder en el monte y los pone a caminar durante horas porque su influencia se manifiesta por una especie de mareo o alucinación mediante la cual la víctima ve todos los lados del monte idénticos lo que le hace dificil encontrar la salida. Cuando se baña en la parte alta de los ríos siembra en ellos enfermedades y plagas. Para ahuyentarla, cuando se le encuentra de frente, hay que insultarla, no mostrarle miedo y lanzarle latigazos. Tambien se cuenta que para liberarse de las acometidas de la Madremonte es conveniente ir fumando un tabaco o con un bejuco de adorote o carare amarrado a la cintura o llevar pepas de cavalonga en el bolsillo o una varita recién cortada de cordoncillo, de chicalá o guayacán, a guisa de bordón; sirve así mismo, para el caso portar escapularios y medallas benditas o ir rezando la oración a San Isidro Labrador, abogado de los montes y de los aserríos. El mito es conocido en Brasil, Argentina y Paraguay con nombres como: Madreselva, Fantasma del monte y Madre de los cerros.
LA LLORONA
Cuentan que la Llorona es el alma en pena de una mujer despojada de sus hijos, por eso su llanto errabundo. En algunos relatos se le define como una madre soltera que decidió no tener a su hijo y por eso aborta, acarreándole esto el castigo de escuchar permanentemente el llanto de su niño. Este castigo la desesperó y la obligó a deambular por el mundo sin encontrar sosiego, llorando, gimiendo e indagando por el paradero de su malogrado hijo. La Llorona es pues, independientemente de las circunstancias y variantes que cada región le de a su identidad, un mito genérico de los que personifican a un espíritu de una madre en pena, simbolizando a la vez, el castigo al proceder de algunos padres que de forma irresponsable y sin medir las consecuencias de sus actos, conciben los hijos para luego evadir sus obligaciones, recurriendo al aborto, como si la criatura por venir fuese la culpable de sus errores. Esta leyenda surgió para evitar la proliferación de los abortos provocados, especialmente, en las madres solteras. Cabe resaltar que los pintores ante la dificultad que conlleva representar en forma no grotesca un aborto, suelen hacer aparecer en sus obras a la Llorona como una mujer embarazada con lágrimas sobre su rostro dolorido. Representación que, sin embargo, no se adecua cabalmente al relato.
EL SOMBRERON
Es un mito folklóricos del Gran Tolima. Es la figura de un hombre altísimo, envuelto en una ruana negra, apenas visible bajo las alas de un sombrero tan grande que casi le llega a los pies ( de aqui el nombre). Borrachos, apostadores, buscapleitos, jóvenes que aprenden a fumar, saldrán de vuelta a casa de un momento a otro y se convertirán en el blanco preferido de un misterioso espanto del noroccidente de Colombia. Dicen que vientos helados anticipan su presencia, y que en las noches sin luna es fácil confundirlo con las sombras de los árboles. En especial bajo la influencia etílica. En Antioquia lo han visto como un jinete en una noche negra con un gran sombrero y un capote de monte negro, lleva gruesas cadenas y dos perros enormes.